CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES.

 

Ayuda a cumplir el Requisito 5 de la Sección III del Paso de Reina con Cetro

 

         Al hablar del origen de la Casa Bautista de Publicaciones, debemos dejarle la palabra a la Sra. Olivia Sara D. de Lerín que por tantos años sirvió en esa casa editorial y al erudito historiador F. W. Patterson:

         Dice la Sra. Lerín: "En aquellos tiempos era muy difícil viajar; y más lo fue para los esposos Davis porque llevaban tres niños pequeños. Además, María había estado tan enferma que esto hacía que el viaje fuera más difícil. Sin embargo, María había pedido con todo su corazón al Señor que le diera fuerzas para hacer el viaje, y Dios contestó su oración, de manera que por fin llegaron a la ciudad de Toluca, del Estado de México, el día 4 de diciembre de 1904."       "Desde que Eduardo era muy joven había sentido el llamamiento para dedicarse al servicio del Señor; pero entonces él anhelaba ser médico misionero. ¡Qué lejos estaba de imaginar que Dios lo tenía destinado para que abriera brecha en el campo de las publicaciones evangélicas en el mundo de habla española!"

         Más adelante nos relata como nació la Casa Bautista de Publicaciones: "Antes de salir de los Estados Unidos, Eduardo vendió su pequeña prensa por la suma de cuarenta y cinco dólares: estos fueron el fondo inicial para el establecimiento de lo que con la ayuda de Dios llegaría a ser la Casa Bautista de Publicaciones. La iglesia de Moberly, a cuyo pastorado renunció Eduardo para irse a México, obsequió más de cien dólares para aumentar este fondo; y la iglesia de Waldron, Arkansas, donde a la sazón vivían los padres de Eduardo y de la cual eran miembros, obsequió otra ofrenda para este fin. Todas estas ofrendas sumaron un total de cuatrocientos sesenta y cinco dólares, los cuales Eduardo llevó consigo en monedas de oro para invertirlos tan pronto como fuera posible en la compra de una prensa.

         La cantidad de dinero de que disponían para comprar equipo para la imprenta equipo para la imprenta era en realidad muy pequeña, y  entonces María y Eduardo comenzaron a pensar cuál

sería la mejor manera de utilizar este dinero. Por fin, después   de   orar   sobre   el   asunto   y   de   discutirlo  ampliamente los dos, decidieron que lo mejor sería que Eduardo fuera a la ciudad de México a fin de comprar el equipo necesario y en seguida comenzar en Toluca la organización de la imprenta.

         Ya en la ciudad de México, Eduardo se dio cuenta de. que el dinero de que disponía sólo le alcanzaba para comprar una pequeña prensa de mano y suficiente tipo para parar dos páginas, y esto fue lo que adquirió.

         Volvió a Toluca con su "tesoro"; y en la cocina de su casa empezaron a montar el "taller" de imprenta. Así nació la Casa   Bautista   de   Publicaciones   en   1905. Ciertamente tuvo un principio muy humilde, más como, la fortaleza de Dios se perfecciona con la flaqueza humana,   él   permitió   que   aquel   humilde   comienzo tuviera un crecimiento asombroso hasta constituir lo que hoy es la bien establecida Casa Bautista de Publicaciones. En relación con este humilde principio dice Eduardo: "A veces nos sentimos impacientes porque los resultados se tardaban, sin embargo las dilaciones a veces son enviadas por Dios y ellas convierten en éxito lo que parece desastre. En tiempos semejantes es imposible, a veces revestirnos de paciencia; aunque el preocuparnos y protestar no hace que la espera sea más corta, sino al contrario, la hace parecer más larga". Así pues, los primeros días fueron días de comienzos en una tierra extraña. Eduardo y María ya estaban sembrando la semilla de mostaza.

         La fiel y abnegada compañera, la esposa idónea cooperaba completamente en todo con su esposo, pues de otra manera no habría sido posible que el trabajo se realizara.

         María Davis no se ponía a considerar todo el trabajo que ella tenia como ama de casa y madre de familia, y todo el tiempo que podía ayudaba parando tipo a mano. Casi no podemos imaginar ahora el enorme trabajo que antes se requería para tener unas cuantas páginas impresas, pues en la actualidad con los rápidos linotipos y las prensas automáticas, el trabajo se ha simplificado en gran manera. Pero en aquellos años María Davis tenía que coger letra por letra y colocarla una por una para formar palabra por palabra y después párrafo por párrafo, y en seguida página por página.

         Como entonces ella todavía no sabia español, tenía que ir copiando letra por letra, lo que hacia que el trabajo fuera mucho más laborioso, y para ella más agotante; pues sabia que la exactitud de lo que se imprimiera dependería del cuidado con que ella copiaba lo que leía, ya que, no pudiendo entender español, no sabía si estaba copiando bien o no. Pero Dios la ayudó, ella hizo su parte, y el Señor la bendijo porque a medida que el tiempo pasaba ella notaba que con más facilidad podía ir parando el tipo."

         Dos meses después de haber llegado a Toluca, Lula, la hija mayor de los esposos Davis comenzó a sentirse enferma. Se quejaba de dolor de estómago y de trastornos intestinales. Inmediatamente llevaron a la niña con el médico quien recetó lo que creía que sería conveniente. Sin embargo la niña no mejoraba. Nadie sabía que el mal que afligía a la pequeña Lula era apendicitis. Así la enfermedad siguió avanzado hasta que el apéndice se reventó y a consecuencia de ello la niña murió. ¡Cuál sería el dolor de Eduardo y María al perder a su primogénita, y especialmente tan poco tiempo después de haber llegado a tierra extraña! Lula fue sepultada en la Cd. de Toluca, era de nueve años y medio cuando murió.

         Ya dijimos que Eduardo y María pusieron una parte del taller en la cocina de su casa; y en esa misma cocina tenía que preparar sus alimentos.

         Para cocinar era necesario usar carbón vegetal, y María dice lo siguiente: “MI primer intento para encender el fuego en la primitiva estufa de que disponía yo es un recuerdo que  nunca olvidaré. No estaba yo acostumbrada a usar el carbón para cocinar, y por lo mismo no sabía como encenderlo, puesto que no conocía ninguna de sus peculiaridades. Por tanto esa primera ocasión en que intenté encender el brasero gasté dos horas para poder tener el carbón encendido a fin de preparar café y chocolate. Con el tiempo llegué a ser una experta para encender el brasero, y podía hacerlo en unos cuantos minutos con una sola cerilla; pero en mi primer esfuerzo emplee una caja entera..."

Los Davis duraron un año en Toluca con su humilde imprenta. Después fueron enviados a la ciudad de León, Gto. Allí en León la imprenta alcanzó un alto grado de desarrollo y publicó su primer libro titulado "La inmersión: El acto del bautismo cristiano" del Dr. J. T. Christian y traducido al español por el Hno. Davis y el señor Josué Valdés. Después de muchas peripecias al parar las páginas y manejar la prensa, el libro vio la luz el 15 de abril de 1907. A principios de 1908 se publicó el segundo libro: Breve Historia de los Bautistas" por H. C. Vedder traducido al español por el Rev. Teófilo Barocio.

         Esta historia nos enseña que la Casa Bautista de Publicaciones, ahora una empresa tan grande y tan importante para los bautistas de habla española en el mundo, nació en Toluca, en la cocina de una casa, sobre un brasero mexicano, con una pareja de esposos que tuvieron una visión romántica de su vida y que la pusieron en manos de Dios. Aquí aprendemos que las grandes empresas se forjan así: con amor, con dolor, con ilusiones, con lágrimas, con entusiasmo con esfuerzo y con las bendiciones de Dios. Así se logran los triunfos que más valen en la vida.