PERMANECER EN CRISTO ORANDO

 

Ayudará a cumplir el Requisito 3.1 del Paso de Princesa.

                   ¿Qué importancia tiene la oración en la vida de una niña o jovencita? Responderemos que es: MUCHA. El Señor enseñó que es necesario orar siempre y no desmayar Lucas 18:1.

         El Señor nos pide que hablemos con Él con regularidad. No podemos imaginar una persona que pase días enteros, semanas y meses sin dirigir una palabra a sus seres amados: sus padres, sus hermanos, sus amigos y hermanos de la iglesia. Tampoco podemos imaginar una hija de Dios que no habla con su Padre Celestial.

         Orar al Señor quiere decir estar en su presencia, hablar con él y dejar que él hable. No es solamente pedirle cosas. Es darle las gracias y pedirle que nos dé lo que sea mejor para nuestras vidas.

         Una gran parte de la oración es entrar en la presencia del Señor y expresarle nuestro amor y agradecimiento.

Lectura antifonal:

             Venid, aclamemos alegremente a Jehová.      

            Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los        dioses.     

            Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante       de     Jehová nuestro Hacedor.     

             Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para         perdonar    nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

         Pero vuestras iniquidades han hecho división entre        vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho        ocultar de          vosotros su rostro para no oír.

         Sean cocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda      oración y ruego, con acción de gracias.

            Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios.

         Pedid, y se os dará; porque todo aquel que pide, recibe.

         Buscad, y hallaréis; el que busca, halla.

         Llamad, y se os abrirá, al que llama, se le abrirá.

            Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

 TODOS:

         Orad sin cesar

         Orad siempre. En otras palabras: permaneced en Cristo por      medio de la oración.

         La victoria espiritual solo se logra teniendo una buena amistad o relación con Dios. La mejor manera de cultivarla y conservarla es por medio de la oración. Para practicarla diariamente se necesita constancia y disciplina. Para lograr esto te doy unas recomendaciones:

 

 

Organiza tú tiempo.

La excusa más común entre las niñas o jovencitas para justificar su falta de no orar es no tengo tiempo, tengo mucha tarea, o debo ayudar a mi mamá. Nunca habrá tiempo para orar si no comienzas desde tu temprana edad a organizar tu tiempo y a separar cada día unos minutos para conversar con Dios. No permitas que tu vida espiritual sea raquítica por no tener una vida de oración.

R echaza cualquier pensamiento que te impida hacerlo.

Satanás está muy contento cuando te desanima a para orar. Comienza haciéndote creer que no es necesario y que nadie se va a dar cuenta si oras o no. La sutileza mas grande es hacerte pensar que hoy no hay tiempo para hacerlo, mañana sí. Mañana es su palabra favorita. Cuando esos u otros pensamientos parecidos lleguen a tu mente, recházalos. Pide la ayuda del Espíritu Santo para vencer esas ideas.

Abre tu mente y dispón tu espíritu para orar.

          Cuando los pensamientos negativos te asalten, abre tu Biblia para leer y escuchar pensamientos positivos. Filipenses 4:8 nos enseña que lo mejor para vencer las ideas negativas es pensar en lo bueno. 1 Tesalonicenses 5:17 dice: Orad sin cesar. Si no tienes ganas de orar, ora más, lo necesitas.

R       evisa tu lista.

          Es muy saludable tener una lista de oración. Ella te compromete a orar y te ayuda a ser específica. Así no hay divagaciones, repeticiones, o palabrerío sin provecho. Cuando pedimos a favor de alguien llegamos a amar en el Señor a esa persona. Cuando agradecemos por oraciones contestadas nuestra fe se acrecienta.
 

MIENTRA ORAS

          Si ya nuestro cuerpo, mente y espíritu están listos para orar, tengamos presente algunos aspectos:

Observa lo que Dios es para ti.

          ¿Cómo es tu Dios? ¿Es el Dios en quien tú crees, todopoderoso, justo, perdonador, lleno de amor? La Biblia nos enseña entre muchas otras cosas que Dios es:

                   Amoroso: Jeremías 31:3; 1 Juan 4:8.

                   Misericordioso: Deuteronomio 4:31, Santiago 5:11.

                   Todopoderoso: Génesis 17:1; Apocalipsis 4:8.

                   Eterno: Deuteronomio 33:27; Isaías 40:28.

                   Omnipotente: Éxodo 6:3.

          Al empezar a orar recuerda y expresa la grandeza de tu Dios.

          Esto es adoración: reconocer y expresar lo que Dios es para ti.

Reconoce lo que él hace para ti.

          ¿Podemos recordar en este momento la última oración contestada? No solo contesta nuestros ruegos,  sino también provee cada día, para nuestro bien. Hagamos una lista de lo que tenemos diariamente. Entre muchas cosas: aire, sol, lluvia, árboles, flores, nuestros sentidos, nuestro cuerpo, nuestro hogar, etc. dios no necesita de nuestro agradecimiento; pero nosotros necesitamos ser muy agradecidas a él. Porque cambia nuestros corazones insensibles cuando lo hacemos.

Acepta y confiesa tus pecados.

El Señor quiere bendecirnos. En Isaías 59:2 vemos que somos nosotras las que no nos dejamos bendecir. Dios es Santo y nada impuro entrará en su presencia. Antes de ir a su trono por la oración hay que purificar los corazones, Hebreos 10:22.la forma de hacerlo es arrepintiéndonos y pidiendo perdón por el pecado que cometimos o por lo bueno que debíamos hacer y no lo hicimos.

Ruega ante Dios por ti y por otros.

          Pedid y se os dará. Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad, pero espera hasta que le pidamos. Porque eso hace que aumente nuestra fe y confianza con él. El Señor Jesús está listo para suplir todo lo que nos falta. Es un privilegio interceder por otros. Eso nos une entre hermanos y nos hace dependientes los unos de los otros.
 

 DESPUÉS DE ORAR

El mejor tiempo del día es el que se pasa en oración. Nunca acostumbremos terminar nuestras oraciones en un hasta mañana, adiós o hasta la noche. Eso nos enseña que no cerramos la comunicación con Dios, sólo decimos: Así sea. Aunque no estemos con los ojos cerrados nuestra conducta, nuestro hablar, nuestras acciones durante el día deben de ser de una calidad tal que el Señor Jesús esté contento con ellas y se sienta honrado.

Obedece a Dios cada día.

          El primer requisito para crecer espiritualmente es la       obediencia. Jesucristo dijo: si me amáis, guardad mis mandamientos. Obedecer trae seguridad. Porque él todo lo       sabe, es omnisciente, todo lo ha hecho para nuestra felicidad.         La          mejor adoración es esta: 1 Samuel 15:22.

Recuerda que Dios siempre te contesta.

Algunas veces nos dice: sí; otras: no; otras: espera. Muchas de nosotras oramos sin tener seguridad que Dios nos va a contestar; entonces no estamos listas para recibir la respuesta. Ora confiando en que Dios te escucha. Pero pide con fe, no dudando nada. Santiago 1:6.

Acepta y agradece la respuesta.

          Nos da mucha emoción cuando recibimos el  de parte de    Dios. Es un poco difícil aceptar un no. Él sabe lo que nos         conviene y siempre busca nuestro bien. Si nos es difícil aceptar        una respuesta negativa nos cuesta aún mas trabajo discernir el       espera. En 2 Pedro 3:8, nos habla que el calendario de Dios no es como el de nosotros. Él sabe en qué momento nos conviene o estamos listos espiritualmente para contestarnos positivamente a la oración.

          Muchos versículos nos dicen que debemos ser agradecidos. El hacerlo nos ayuda a crecer espiritualmente y a estrechar nuestra relación con Dios.

Ruega o espera en tus peticiones.

         Es verdad que Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad.           Cuando pedimos algo una y otra vez nos vamos dando cuenta    si esa petición es de valor o no.

          Permanecer en Cristo da seguridad. Cuando tenemos una comunicación estrecha con él no estamos solos. Está guiándonos, aconsejándonos, mostrándonos el camino. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

          Si desde ahora como niña te dejas guiar por Dios, cuando seas joven disfrutarás de días muy felices. Él quiere bendecirte.

         ¡Déjate bendecir!