Dios es fiel

 

Leamos alternadamente:

Venid aclamemos alegremente a Jehová.

Porque Jehová es grande y Rey grande sobre todos los dioses.

Venid adoremos y postrémonos. Arrodillémonos de­lante de Jehová   nuestro Hacedor.

Si confesamos nuestros pecados,  él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, vuestros pecados han hecho ocultar su rostro para no oír.

Sean conocidas vuestras peticiones, delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Dad gracias en todo porque esta es la voluntad de Dios.

Pedid y se os dará, porque todo aquel que pide recibe.

Buscad y hallaréis, el que busca halla.

Llamad y se os abrirá, al que llama se le abrirá.

Todo lo que pidiereis en oración, creyendo lo recibiréis.

TODOS: Orad sin cesar.

 

Orad siempre. En otras palabras: Permaneced en Cristo por medio de la oración. Este es uno de los ideales de la Auxiliar de Niñas. Indica que la niña desea alcanzar la victoria.

Es que siempre cuando uno trata de hacer el bien, el diablo viene con las tentaciones y trata de guiarle de tal manera que no hace el bien, sino el mal. La victoria que deseas tener es sobre las tentaciones. Es decir tener éxito en tu vida espiritual.

La victoria espiritual sólo se logra teniendo una buena amistad o relación con Dios. La mejor manera de cultivarla y conservarla es por medio de la oración. Para practicarla diariamente se necesita constancia y disciplina. Para lograr esto es necesario observar algunas cosas:

O rganiza tú tiempo.

La excusa más corriente entre las chicas para justificar su falta al no orar es no tengo tiempo, tengo muchos deberes o, debo ayudar a mi mamá. Nunca habrá tiempo para orar si no comienzas desde tu temprana edad a organizarlo y a sacar cada día unos minutos para conversar con Dios. No permitas que tu vida espiritual sea raquítica por no tener una vida de oración.

R echaza cualquier pensamiento que te impida hacerlo. Satanás está muy contento cuando te desanima para orar. Comienza haciéndote creer que no es necesario y que nadie se va a dar cuenta si oras o no. La sutileza más grande es hacerte pensar que hoy no hay tiempo para hacerlo, mañana sí. Mañana es su palabra favorita. Cuando esos u otros pensamientos parecidos lleguen a tu mente, recházalos. Pide la ayuda del Espíritu Santo para vencer esas ideas.

A bre tu mente y dispón tu espíritu para orar.

Cuando los pensamientos negativos te asalten, abre tu Biblia para leer y escuchar pensamientos positivos. Filipenses 4:8 nos enseña que lo mejor para vencer las ideas negativas es pensar en lo bueno. 1 Tesalonicenses 5:17 dice: Orad sin cesar. Si no tienes ganas de orar, ora más, lo necesitas.

R evisa tu lista.

Es muy saludable tener una lista de oración. Ella te compromete a orar y te ayuda a ser específica. Así no hay divagaciones, repeticiones, o palabrerío sin provecho. Cuando pedimos a favor de alguien llegamos a amar en el Señor a esa persona. Cuando agradecemos por oraciones contestadas nuestra fe se acrecienta.

 

MIENTRAS ORAS

Si ya nuestro cuerpo, mente y espíritu están listos para orar, tengamos presente algunos aspectos:

O bserva lo que Dios es para ti.

¿Cómo es tu Dios? ¿Es el Dios en quien tú crees, todopoderoso, justo, perdonador, lleno de amor? La Biblia nos enseña entre muchas otras cosas que Dios es:

Amoroso: Jeremías 31:3; 1 Juan 4:8.

Misericordioso: Deuteronomio 4:31; Santiago 5:11.

Todopoderoso: Génesis 17:1; Apocalipsis 4:8.

Eterno: Deuteronomio 33:27; Isaías 40:28.

Omnipotente: Éxodo 6:3, etc.

Al empezar a orar recuerda y expresa la grandeza de tu Dios. Esto es adoración: reconocer y expresar lo que Dios es para ti.

R econoce lo que él hace para ti.

¿Podemos recordar en este momento la última oración contestada? No sólo contesta nuestros ruegos, sino que también provee cada día, para nuestro bien. Hagamos una lista de lo que tenemos diariamente. Entre muchas cosas: Aire, sol, lluvia, árboles, flores, nuestros sentidos, nuestro cuerpo, nuestro hogar, etc. Dios no necesita de nuestro agradecimiento; pero nosotras necesitamos ser muy agradecidas a él. Este cambia nuestros corazones insensibles cuando lo hacemos.

A cepta y confiesa tus pecados.

El Señor quiere bendecimos. En Isaías 59:2 vemos que somos nosotras las que no nos dejamos bendecir. Dios es Santo y nada impuro entrará en su presencia. Antes de ir a su trono por la oración hay que purificar los corazones, Hebreos 10:22. La forma de hacerlo es arrepintiéndonos y pidiendo perdón por el pecado que cometimos o por lo bueno que debíamos hacer y no lo hicimos. , ;

R uega ante Dios por ti y por otros.

Pedid y se os dará. Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad, pero espera hasta que le pidamos. Porque eso hace que aumente nuestra fe y confianza en él. El Señor está listo a suplir todo lo que nos falta. Es un privilegio interceder por otros. Eso nos une entre hermanos y nos hace dependientes los unos de los otros.

 

DESPUÉS DE ORAR

El mejor tiempo del día es el que se pasa en oración. Nunca acostumbramos terminar nuestras oraciones con un hasta maña­na, adiós o hasta /a noche. Esto nos enseña que no cerramos la comunicación con Dios, sólo decimos: Así sea. Aunque no estemos con los ojos cerrados nuestra conducta, nuestro hablar, nuestras acciones durante el día deben ser de una calidad tal que el Señor esté contento con ellas y se sienta honrado.

 

DESPUÉS DE DECIR AMEN;

O bedece a Dios cada día.

El primer requisito para crecer espiritualmente es la obediencia. Jesucristo dijo: Si me amáis, guardad mis mandamientos. Obedecer trae seguridad. Porque él todo lo sabe, es omniscien­te, todo lo ha hecho para nuestra felicidad. La mejor adoración es esta: 1 Samuel 15:22.

R ecuerda que Dios siempre te contesta.

Algunas veces nos dice: sí; otras: no; otras: espera. Muchas de nosotras oramos sin tener la seguridad que Dios nos va a contestar; entonces no estamos listas para recibir la respuesta. Otras veces agradecemos cuando recibimos la contestación. Ora confiando en que Dios te escucha. Pero pide con fe, no dudando nada (Santiago 1:6).

A cepta y agradece la respuesta.

Nos da mucha emoción cuando recibimos el sí de parte de Dios. Es un poco difícil aceptar el no. El sabe lo que nos conviene y siempre busca nuestro bien. Si nos es difícil aceptar una respuesta negativa nos cuesta aún más trabajo discernir el espera. 2 Pedro nos habla que el calendario de Dios no es como el de nosotras (2 Pedro 3:8). El sabe en qué momento nos conviene o estamos listos espiritualmente para contestarnos positivamente la oración.

Muchos versículos nos dicen que debemos ser agradecidas. El hacerlo nos ayuda a crecer espiritualmente y a estrechar nuestra relación con Dios.

R uega o persevera en tus peticiones.

Es verdad que Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad. Cuando pedimos algo una y otra vez nos vamos dando cuenta si esa petición es de valor o no.

Lee Lucas 18:1-8. Dios no es injusto, es justo y está listo a respondernos. La perseverancia es una de las virtudes en la vida cristiana.

Permanecer en Cristo da seguridad. Cuando tenemos una comunión estrecha con él no estamos solos. Está guiándonos, aconsejándonos, mostrándonos el camino. Porque mis pensamien­tos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Si desde ahora como niña te dejas guiar por Dios, cuando seas joven disfrutarás de días muy felices. El quiere bendecirte. ¡Déjate bendecir!