Adornar mi vida con buenas obras

Ayudará a cumplir el Requisito 3.4 del Paso de Princesa.

 

         Cada niña cristiana debe aprovechar la oportunidad que tiene de ser una bendición a otros. Son muchas las necesidades de nuestros semejantes y muy variadas las formas de ayuda. La mayoría de nosotras no hacemos nada. Pensamos: “no tengo dinero”, “soy muy pequeña”, “me da vergüenza”.

         Otras dan ayudas materiales. Pero muy pocas dedican su tiempo y talentos para servir a los demás.

 

AMA A TU PRÓJIMO

Lectura Bíblica: Lucas 10:25-37

         Hagamos un acróstico bíblico. (Cada niña busca la cita dada y escribe cada versículo frente a la letra correspondiente.)

P

 

1 Juan 3:17

R

 

Salmo 112:9

O

 

Mateo 5:43-44

J

 

Salmo 37:25

I

 

Marcos 16:15

M

 

Mateo 6:33

O

 

1 Tesalonicenses 5:17

         Cada uno de los versículos anteriores tiene que ver con el amor al prójimo. La primera pregunta que debemos hacernos es la misma que le hizo el intérprete al Señor en el pasaje descrito en Lucas.

 

¿QUIEN ES MI PRÓJIMO?

Cuando el intérprete le hace esta pregunta a! Señor Jesucristo, él no le contesta directamente, sino que le relata una historia, la parábola del Buen Samaritano. Le habla de un necesitado y de tres personas que pudieron ayudarle. Para terminar el relato le pregunta

“¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo…?” Debemos notar que Jesús no le pregunta “¿Cuál fue el prójimo e los tres que pasaron”, si no simplemente. “¿Quién… fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?”.

         El ser prójimos como una avenida de doble vía Por un carril vienen mis familiares, vecinos, amigos hacia mí. Estos son mis prójimos. Por el otro yo voy hacia ellos, soy el prójimo de ellos.

La respuesta fue. "El que usó de misericordia con él. " Nos da la idea de que el prójimo actúa, hace algo para ayudar a una persona necesitada. No recalca en ningún momento al necesitado sino al que lo ayudó. Y cuando yo no ayudo a otros, ¿puedo decir que soy prójimo?

¿DONDE ESTA MI PRÓJIMO?

         ¿Es mi prójimo aquella persona a quien conozco? La misma Palabra de Dios nos dice que es muy fácil amar, ayudar o ser amigo de aquel que puede correspondemos. (Lee Lucas 6:32-36.) Pero según la parábola el samaritano no estuvo pensando: "Como yo no lo he conocido, no es ni mi amigo ni mi vecino, no lo ayudo." Le ayudó a pesar de que no le conocía, y de que era de otra raza.

         A otras personas les es fácil orar y ofrendar para las misiones o ayudar a los damnificados. Pero no están dispuestos a hacer algo cuando son los amigos, vecinos o familiares que necesitan de su tiempo o de su cuidado.

         A la mayoría de las personas nos es difícil ser el prójimo de los que están en nuestra propia casa. Pero muchas niñas pueden compartir los juguetes o golosinas con las amigas y compañeras de la escuela, pero les es muy difícil hacer lo mismo con sus hermanos.

         Para sacar buena calificación en conducta en la escuela hay que ayudar, obedecer y respetar a los profesores y lo hacemos para quedar bien. Pero no nos importa quedar mal con nuestros padres. No ayuda­mos, obedecemos ni respetamos a la mamá.

         Tenemos que recordar que el primer mandamiento con promesa es el de honrar al padre y a la madre. (Lee Efesios 6:1-3.) Además son nuestros primeros prójimos. Y mi madre fue la primera amiga que tuve.

¿Dónde está mi prójimo? Mi prójimo está aquí, acá o allá.

 

¿QUE NECESITA MI PRÓJIMO?

         La Biblia nos presenta diferentes maneras cómo podemos ayudar a nuestro prójimo. Veremos qué es lo que necesita mi prójimo.

1.  Ser agradado.

         Agradar es complacer. Pero es peligroso decir que debemos agradar al prójimo. Muchas veces lo que agrada al prójimo es algo que no debemos hacer. Tal vez una niña crea que debe hacer siempre lo que sus amigas le dicen para no desairarlas.

         Pablo nos dice específicamente en qué debemos agradarles. En Romanos 15:2 dice: "en lo que es bueno". En todo lo que sirve para edificación moral o espiritual. Se debe complacer sólo cuando hay algo bueno para imitar.

2.  Ser soportado. (Efesios 4:2; Colosenses 3:13.)

         La tolerancia para con los demás es algo que la Biblia nos enseña. Nos da dos elementos para lograrla: paciencia y humildad. En el hogar necesitamos aprender a soportar a nuestros hermanos mayores o meno­res. Es el precio que hay que pagar para tener armonía familiar y tranquilidad personal.

         Pablo menciona algo que es básico para practicar la tolerancia. Es el perdón. Sin el perdón es imposible tener buenas relaciones con los demás.

3.  Ser amado. (Juan 15:17; 1 Pedro 1:22)

         El Señor Jesucristo recalcó, al final de su ministerio, que sus discí­pulos deben amarse unos a otros. En Juan 13:34, 35 lo define como un nuevo mandamiento.

         Pablo dice en Colosenses 3:14 que el amor es el "vínculo perfecto". El amor es el que une a los miembros de la iglesia. Cuando los miembros se aman están muy unidos y hacen todas las cosas en armonía.

         Es lo mismo en el hogar. Cuando los miembros de una familia se aman logran tener un hogar muy unido.

         Es con el amor que podemos tener comunidades donde el uno se preocupa por el bienestar del otro.

         Los sicólogos han dicho que una de las necesidades básicas del hombre es amar y ser amado. Muchas personas han podido superar un mal comportamiento cuando han sentido que alguien las ama y se preocupa por ellas.

4.  Ser ayudado. (Hebreos 13:16)

         Esta es la idea común con que asociamos la palabra prójimo. Pensamos que es alguien que tiene grandes problemas físicos. Esto es solamente una parte del concepto. Mis semejantes tienen necesidades físicas, emocionales, intelectuales o espirituales.

         Hagamos una lista de las diferentes necesidades de nuestros seme­jantes y las varias formas de ayudarles.

 

        

NECESIDADES INTELECTUALES

FORMA DE AYUDAR

Personas que no saben leer ni escri­bir

Leerles o escribir cartas o algo para ellos. Motivarles para que apren­dan a leer. Enseñarles para que lo logren. El método de Alfalit es muy fácil.

 

 

Niños que no aprenden rápido

Dedicarles tiempo para que practi­quen la lectura o hacerles repasar lo que ya han estudiado. Una buena alumna puede estudiar con otra que tiene problemas con sus estu­dios.

NECESIDADES EMOCIONALES

FORMA DE AYUDAR

Personas con problemas familiares

 

Orar, ofrecerles amistad, conversar con ellos; pedir ayuda a la conseje­ra, al pastor o a otra persona mayor para que les aconseje.

Personas con problemas de con­ducta

 

Orar por ellas. Comunicarle al pas­tor o a alguien que pueda ayudar­les.

 

Personas que se sienten solas

 

Dedicar tiempo para visitarles y leerles la Biblia, conversar o jugar con ellas.

 

Deudos

Orar con ellos y por ellos. Mostrarse amigos, visitarles e interesarse por ellos.

NECESIDADES FÍSICAS

FORMA DE AYUDAR

Personas que no tienen de comer

 

Proveyéndoles comida. Ayudarles a conseguir empleo.

Personas que no tienen ropa

Compartiéndoles ropa.  (Ropa usada puede ser útil.)

 

Personas que no tienen techo

Si es un anciano o huérfano lle­vándole a un lugar de beneficen­cia o ver la forma de ponerlo en un hogar donde pueda ser atendido.

Personas que tienen casas muy rústicas y padecen frío en tempo­radas lluviosas o en el invierno

El grupo debe unirse y hacer una minga para mejorar la vivienda.

 

Personas enfermas

Llevarle para que reciba atención médica y conseguirle la receta. Visitarle y atenderle.

 

 

Personas que necesitan ayuda tem­poral en el hogar

Dedicar horas del día por cierto tiempo para lavarle la ropa, cuidar a los niños, arreglar la casa o cocinar.

Impedidos físicamente

Sacar tiempo para visitarles, leerles, jugar con ellos, etc.

NECESIDADES  ESPIRITUALES

FORMA DE AYUDAR

Personas que no conocen al Señor

Orar por nombre por ellas, presen­tarles el plan de salvación para que lleguen a conocer a Cristo. Invitar­les al templo. Darles folletos.

Personas que son nuevas en la fe

Ayudarles por medio de la lectura de la Biblia, clases bíblicas, el buen ejemplo y la oración para que crezcan espiritualmente. La visitación es de gran ayuda.

 

 

            Lo que hemos visto en este estudio es un desafío para cumplir el cuarto ideal de la SAN.

 

ADORNAR MI VIDA CON BUENAS OBRAS

         Cuando servimos a nuestro prójimo crecemos espiritualmente y cumplimos las palabras de Jesús: “Ve, y haz tú lo mismo.”