PALABRAS PARA LA CONSEJERA
 
  
 
“Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos;
y tomándole en sus brazos, les dijo:
El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí;
y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió”.  
Marcos 9:36,37.
 
 

La historia de Jesús nos muestra que Él fue un hombre de acción. Todo lo que enseñó, también lo practicó, dándole de esa manera un perfecto ejemplo para una vida perfecta.

En la Biblia encontramos  que el Señor usó una buena parte de su tiempo haciendo notar la presencia e importancia de los niños.

El mismo Señor dijo muy seriamente que para entrar al cielo es necesario ser como un niño, nacer de nuevo; ser sencillos, sin prejuicios, confiar en Él. ¿Qué podemos entender? Que Jesús ama, cuida y toma en cuenta hasta al más pequeño.

Cuando el Señor Jesús tomó al niño nos enseñó que tenemos que ser sencillos como niños. Pero también tener voluntad de servir enseñando y ayudando a otros. Para ser como Dios quiere que seamos, hemos de pedirle que nos dé un espíritu de sacrificio para soportar lo que la gente nos dice y hace y de esa manera podemos cumplir con la
 
I. ACCIÓN MISIONERA.

 

La SAN también, como Jesús, debe tomar los niños de su barrio, de un parque o de un lugar que sea concurrido por niños no mayores de 10 años y hacer con ellos como lo hizo el Maestro, tomarlos y enseñarlos.

Oír una buena historia le da al niño alimento para su mente y el deleite para su alma.

Hay niños desamparados a quiénes les falta  amor, además que muchas de sus necesidades no son resueltas, a los cuales una historia en la cual se les muestre que Jesús les ama, puede cambiar la tristeza por una sonrisa y darle un nuevo y hermoso brillo a sus ojos. Es grato saber que alguien se ocupa de nosotros.

Amen a los niños mas desatendidos de la comunidad donde viven. Visiten el vecindario para invitar a los niños y pidan permiso a sus padres; anuncien la hora de la historia y mantengan cada grupo con un número no mayor de 15.

Cuenten historias de la Biblia que sean experiencias de niños, como la de Moisés, Samuel, David, etc.

 

 II.-  SUGERENCIAS PARA CONTAR UNA BUENA HISTORIA

 

1.- Esté segura de que los niños estén cómodos, aunque seas en el piso.

2.- Mire a cada niño a los ojos con agrado.

3.- Hable claro, despacio, con su voz normal, pero dando la entonación de acuerdo con la entonación de la historia.

4.- Después de lo más interesante de la historia, acabe pronto.

5.- Enseñe la historia con cuadros o dibujos de colores y si le es posible adorne el lugar con cuadros que tengan relación con la historia.

6.- Permita que interprete lo que han entendido, dramatizando la historia.

7.- Deje que los niños hablen de la historia y que den sus interpretaciones. Evite la tentación de predicar un sermoncito acerca de la historia.

8.- Si necesitas más ayuda, pídele a la U F M, que de seguro ella te suplirá lo que necesitas.

 

 III.- ¿CUÁLES SON LOS RESULTADOS?

 

Tendremos la gran satisfacción de:

1.- contar la historia de Jesús como verdad;

2.- Contarla como una historia de paz y amor;

3.- Vera a los niños aceptando al Señor como su Salvador personal;

4.- Experimentar personalmente que el contar las historias del Señor, causa un efecto en la vida de los niños, obteniendo niños capacitados para ser futuros líderes en la obra del Señor y cristianos consagrados;

5.- La iglesia crecerá espiritual y numéricamente;

6.- Cada niña de la SAN reconocerá el gran regocijo de sentirse “misionera”, compartiendo el evangelio con otros.

7.- Las niñas verán la realidad de Cristo actuando en sus vidas, al ser luces vivas en la oscuridad espiritual, como dijo el Señor Jesús.

Cuán grande cuidado tuvo el Señor con  los niños; de qué manera tan especial los trató… en el contacto de los niños con el Maestro ellos sentían el amor del Padre celestial y todas sus tristezas se disipaban.

Las historias bíblicas son preciosos medios para acercar a los niños a Jesucristo. Usándolas de manera adecuada después de rogar al Señor por su dirección, lograremos que también los niños del sector donde tú vives y en general todas las que asisten a la SAN y a tu iglesia, conozcan del amor de Dios.